Me gustó La herencia porque se inicia con una cita de Žižek y las citas elegidas por quienes escriben me interesan sobremanera.
Me gustó La herencia porque tiene un ritmo que arrastra como las olas impares en la orilla. Un ritmo que viene dado por la longitud de los capítulos (algunos muy cortos, menos de una página, y otros más largos, cinco, seis, once páginas) y por su contenido. Porque en este libro la ola larga, la que en teoría nos permitiría respirar y acercarnos a la orilla, es la más dolorosa. La menos benigna. La que hunde y asfixia.
Me gustó La herencia porque tiene un primer capítulo soberbio, con referencias que todas podemos reconocer en la primera frase, y un último capítulo que abre las puertas a una nueva vida tras desvanecerse la mala conciencia.
Me gustó porque, escrito en primera persona, no se limita a contar una historia que casi desde el principio conocemos, por lo que se dice, y lo que se calla. Porque la primera persona se universaliza y el drama no es el de una familia cualquiera que reparte una herencia injusta, sino el del sufrimiento que supone, para cualquier persona, ponerle límites al poder de los lazos de sangre.
Me gustó, mucho, porque está escrita como si los acontecimientos tuvieran lugar en el momento de la lectura. O, dicho de otro modo, porque la lectora se siente involucrada, es obligada a tomar partido, desea que otras personas compartan sus miedos y sus decisiones, quiere que la oigan, lo necesita, porque la lectora es la protagonista.
Me gustó, en definitiva, porque el yo que escribe somos muchas, porque hacerse adulta es doloroso, porque no contar con el apoyo de la madre te tambalea, porque, a veces, lo correcto está en un sitio, y lo sincero, lo sentido, lo vivido, en otro.
Me gustó, porque hay una escritura limpia que refleja vida. Porque no es artificial. Porque es una novela capaz de conmover, de cabrear y, sobre todo, de incitar a la reflexión sobre la vida y las estructuras sociales que hemos aceptado como naturales.
Me gustó, porque la crítica es necesaria. Y esta novela es, más allá de la anécdota, una lúcida crítica de la sociedad y la familia.
Izaskun Legarza / Librería de Mujeres de Canarias (Santa Cruz de Tenerife).